domingo, 30 de diciembre de 2012

Datrebil Esc.4 : Ladrones Legales.


Amaneció en las montañas al norte de Datrebil. Era una mañana esplendida de primavera. Mediados de Mayo. No había una sola nube en el cielo, se oía el cantar de los pájaros y una suave brisa bajaba de las montañas dando al ambiente una temperatura idónea. Los primeros rayos de sol empezaron a iluminar y despertar a la fauna y flora de aquel lugar. A varios kilómetros de la ciudad aquellas montañas era un lugar muy tranquilo y seguro para todos aquellos  que eran perseguidos por la ley o que vivian al margen de ella.
-¡Javier, despierta de una vez!- una voz amistosa acompañada de una leve patada despertaron a un joven dormilón- Venga vamos, que hay muchos comerciantes haciendo ronda y ¡no van robarse solos!- el compañero insistió en su afán por despertar a su amigo.
-Jooo pues mira si podían hacerlo, dejamos un cesto en el camino y que lo dejen todo ahí, luego lo recogemos- Irónico el joven somnoliento  luchaba por seguir durmiendo.
-Vale ya esta… lo siento amigo pero te la has ganado-el compañero madrugador cogió un cubo de agua y se lo hecho al joven dormilón que se levanto de un salto.
-¡¡¡Pero estas loco!!! ¿No sabes que despertarse así es malo para la salud?
-¿Hubieras preferido una patada en el hígado?
- Emm … no… el cubo esta bien- respondió en dormilón-buena elección .
Una vez despiertos los dos amigos se dispusieron a calentar un poco de café para almorzar. Junto al fuego intentando secarse de  la curiosa forma de despertar de su amigo se encontraba Javier García, un ladronzuelo de poca monta que había elegido aquellos lares para ganarse la vida asaltando a los asustados comerciantes que iban a las montañas para llegar a la frontera. El joven García era de complexión fuerte, delgado y bastante alto, contaría con cerca de los 20 o 22 años, tenía una mirada penetrante apoyada con dos ojos azules y  un pelo corto castaño y una leve perilla que según él, le daba un toque de formal a su rostro. Vestía unos pantalones hechos de cuero y una camisa de campesino acompañada por botas guantes y cinto de cuero marrones. En el cinto se podía adivinar una pequeña bolsa y un alfanje, una espada corta, recta y ligera que el astuto ladronzuelo sabía manejar bastante bien. A su lado calentando dos tazas de porcelana, viejas y raídas con un poco de café estaba Fausto Nerva, otro ladronzuelo de poca monta que había estado asociado al joven García desde la infancia. Fausto contaba con cerca de 26 años era de complexión muy musculosa,( bastante más que Javier), alto y aunque era un poco fondón todo lo tenía bien repartido en unos músculos que le daban una fuerza más  alta que la normal, con una cara llena de cicatrices, casi todas ganadas en tabernas de poco lustre contra  borrachos de menos lustre todavía,  una barba vigorosa y un pelo largo y desaliñado  negro a juego con esos ojos oscuros de loco que lucía. Estos rasgos lo convertían en un adversario bastante temible, aunque para fortuna de su compañero lo que tenia de fuerza le faltaba de cerebro ya que no solía tener muchas luces. El listo de la pareja era Javier. Fausto siempre iba vestido con un atuendo de cuero oscuro y solía empuñar un par de dagas cortas y afiladas con las que era capaz de destrozar a cualquier adversario, además de un mosquete con el que solía ser muy diestro de puntería.
-¿Javier que planes tenemos para hoy?-pregunto Fausto ofreciéndole una taza de café a su compañero.
-Pues hoy vamos a probar una cosa que si sale bien nos servirá por mucho tiempo…Vamos a ser ladrones legales-contesto Javier.
-¿Ladrones legales? A que te refieres- Fausto no salía de si asombro.
-Veras, dame lo que hay dentro de aquella bolsa- Fausto cogió un pequeño saco marrón y saco de su interior dos trajes de Guardias Granates.
-¿No pretenderás que nos vistamos de Granates, verdad?- pregunto Fausto
-Por supuesto
-¡Estás loco! ¿Sabes lo que nos harían si nos pillan suplantando a unos Guardias Granates?- Fausto se levanto y grito a su compañero.
-Amigo Fausto si nos pillan ese será el menor de nuestros problemas… o acaso no te acuerdas de cómo conseguimos los trajes?-pregunto Javier a su ingenuo compañero.
-umm  tienes razón…
-Escucha, lo que vamos a hacer es vestirnos de de Guardias Granates y nos pondremos en el paso de las Alamedas .Pararemos a todos los que pasen les registramos y les robamos. Decimos que  les incautamos los bienes por orden del Sénior, no creo que se atrevan a desafiarnos… y si lo hacen pues a la vieja ausanza. Meto cuchillo saco tripas y bolsa a la saca,¿ lo has entendido?-explico Javier con este tonillo de listillo que le hacía parecer que tenia estudios
-Si, es una idea muy retorcida.. .seguro que funciona
-¿Acaso han fallado alguna vez mis planes?
- Un fallo por casa cicatriz y tengo muchas Javier….
-Deja de lloriquear y vístete
Los dos empezaron a ponerse aquel atuendo que inspiraba tanto terror en los lugareños y que tanto dinero les haría ganar sin apenas esfuerzo. Una vez equipados con todo lo necesario para hacerse pasar por Guardias Granates recogieron su pequeño campamento y se encaminaron hacia el paso de las Alamedas donde montarían su particular peaje.

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