
-¡Javier, despierta de una vez!- una voz amistosa acompañada
de una leve patada despertaron a un joven dormilón- Venga vamos, que hay muchos
comerciantes haciendo ronda y ¡no van robarse solos!- el compañero insistió en
su afán por despertar a su amigo.
-Jooo pues mira si podían hacerlo, dejamos un cesto en el
camino y que lo dejen todo ahí, luego lo recogemos- Irónico el joven somnoliento
luchaba por seguir durmiendo.
-Vale ya esta… lo siento amigo pero te la has ganado-el
compañero madrugador cogió un cubo de agua y se lo hecho al joven dormilón que
se levanto de un salto.
-¡¡¡Pero estas loco!!! ¿No sabes que despertarse así es malo
para la salud?
-¿Hubieras preferido una patada en el hígado?
- Emm … no… el cubo esta bien- respondió en dormilón-buena
elección .
Una vez despiertos los dos amigos se dispusieron a calentar
un poco de café para almorzar. Junto al fuego intentando secarse de la curiosa forma de despertar de su amigo se
encontraba Javier García, un ladronzuelo de poca monta que había elegido
aquellos lares para ganarse la vida asaltando a los asustados comerciantes que
iban a las montañas para llegar a la frontera. El joven García era de
complexión fuerte, delgado y bastante alto, contaría con cerca de los 20 o 22
años, tenía una mirada penetrante apoyada con dos ojos azules y un pelo corto castaño y una leve perilla que
según él, le daba un toque de formal a su rostro. Vestía unos pantalones hechos
de cuero y una camisa de campesino acompañada por botas guantes y cinto de
cuero marrones. En el cinto se podía adivinar una pequeña bolsa y un alfanje,
una espada corta, recta y ligera que el astuto ladronzuelo sabía manejar
bastante bien. A su lado calentando dos tazas de porcelana, viejas y raídas con
un poco de café estaba Fausto Nerva, otro ladronzuelo de poca monta que había
estado asociado al joven García desde la infancia. Fausto contaba con cerca de
26 años era de complexión muy musculosa,( bastante más que Javier), alto y
aunque era un poco fondón todo lo tenía bien repartido en unos músculos que le
daban una fuerza más alta que la normal,
con una cara llena de cicatrices, casi todas ganadas en tabernas de poco lustre
contra borrachos de menos lustre
todavía, una barba vigorosa y un pelo
largo y desaliñado negro a juego con
esos ojos oscuros de loco que lucía. Estos rasgos lo convertían en un
adversario bastante temible, aunque para fortuna de su compañero lo que tenia
de fuerza le faltaba de cerebro ya que no solía tener muchas luces. El listo de
la pareja era Javier. Fausto siempre iba vestido con un atuendo de cuero oscuro
y solía empuñar un par de dagas cortas y afiladas con las que era capaz de
destrozar a cualquier adversario, además de un mosquete con el que solía ser
muy diestro de puntería.
-Pues hoy vamos a probar una cosa que si sale bien nos
servirá por mucho tiempo…Vamos a ser ladrones legales-contesto Javier.
-¿Ladrones legales? A que te refieres- Fausto no salía de si
asombro.
-Veras, dame lo que hay dentro de aquella bolsa- Fausto
cogió un pequeño saco marrón y saco de su interior dos trajes de Guardias
Granates.
-¿No pretenderás que nos vistamos de Granates, verdad?- pregunto
Fausto
-Por supuesto
-¡Estás loco! ¿Sabes lo que nos harían si nos pillan suplantando
a unos Guardias Granates?- Fausto se levanto y grito a su compañero.
-Amigo Fausto si nos pillan ese será el menor de nuestros problemas…
o acaso no te acuerdas de cómo conseguimos los trajes?-pregunto Javier a su
ingenuo compañero.
-umm tienes razón…
-Escucha, lo que vamos a hacer es vestirnos de de Guardias
Granates y nos pondremos en el paso de las Alamedas .Pararemos a todos los que
pasen les registramos y les robamos. Decimos que les incautamos los bienes por orden del Sénior,
no creo que se atrevan a desafiarnos… y si lo hacen pues a la vieja ausanza. Meto
cuchillo saco tripas y bolsa a la saca,¿ lo has entendido?-explico Javier con
este tonillo de listillo que le hacía parecer que tenia estudios
-Si, es una idea muy retorcida.. .seguro que funciona
-¿Acaso han fallado alguna vez mis planes?
- Un fallo por casa cicatriz y tengo muchas Javier….
-Deja de lloriquear y vístete
Los dos empezaron a ponerse aquel atuendo que inspiraba
tanto terror en los lugareños y que tanto dinero les haría ganar sin apenas
esfuerzo. Una vez equipados con todo lo necesario para hacerse pasar por
Guardias Granates recogieron su pequeño campamento y se encaminaron hacia el
paso de las Alamedas donde montarían su particular peaje.
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