Vivimos tiempos difíciles. Tiempos en los que encender la
televisión, navegar por Internet o leer un periódico no sirven nada más que
para llenar tu alma de indignación e impotencia, de preguntarte por qué luchas
cada día y para que llevas 20 años estudiando. Tiempos en los una y otra vez
gente sin escrúpulos pisotea tus sueños e ilusiones bajo la bandera de la
“austeridad necesaria “y amparados en un poder que según ellos y según la
ley tú mismo les has concedido.
Hoy escribo, en honor a una dama que agoniza, una dama que
lleva tempo herida de muerte y se desangra sin remedio. Hoy escribo por la
ciencia.
La ciencia. La disciplina que desde tiempos inmemoriales ha
saciado nuestra curiosidad humana respondiendo a preguntas como ¿quiénes somos?,
¿cómo funcionamos? o ¿cómo podemos avanzar? Hoy estamos de luto porque esta
dama verde yace moribunda en los despachos gubernamentales, víctima de un
asesinato vil y cobarde.
Desde la llegada de la tenebrosa crisis a las costas de
nuestro país, nuestros “representantes” se han empeñado en convencernos de que
el progreso no está en cambiar e innovar, sino en salvar a los peces
gordos que
nos traicionaros trayendo la crisis a nuestras vidas. Todo esto con palabras
bonitas y que nadie entiende. Mintiendo acerca de lo que supondría si estos
ricachones cayeran al arrollo.
La realidad es que el único sector que viablemente podría
salvarnos de la catástrofe seria la ciencia. El desarrollo de empresas
dedicadas a conseguir nuevas energías, médicos, ingenieros, químicos, ambientólogos,
biólogos, son formas de crear empleo riqueza y sobretodo prestigio.
Hoy por mucho que le pese a mucha gente la famosa “Marca
España” que muchos se empeñan en defender es pobreza, manifestaciones,
corrupción y eso si, deporte. Somos los campeones de Europa y del mundo en
fútbol, tenemos al mejor tenista del mundo, en el baloncesto también somos los
mejores y me parece perfecto, no me
confundáis, yo estoy orgulloso como el que más por estos triunfos deportivos,
pero ¿alguien me puede decir que ha ganado España con todo esto?
Mientras ganábamos todos estos triunfos, España se ha
colocado a la cola de educación sanidad y ciencia, y todo porque el gobierno ha
considerado que potenciar estos sectores no beneficia ni a la sociedad, ni a la
economía, ni a la tan preciada “Marca España”.
Pero una pregunta ¿Cuándo dices Alemania, que se te viene a
la mente su selección de fútbol o su industria, su ciencia y su economía? ¿Y
cuando dices Finlandia te viene a la mente sus deportistas o su sistema
educativo envidiable?
Debemos ser realistas, de este agujero si seguimos
promoviendo el “pan y circo” lo único que estaremos haciendo es cavar más el
agujero, es decir, hacerlo más hondo. Nunca saldremos.
La ciencia puede ser el motor que resucite a este maltrecho
país. Tenemos a algunas de las mentes más privilegiadas del mundo, tenemos a la
generación más preparada de nuestra historia, simplemente haría falta un giño
de confianza. Muchos países darían lo que fuese por tener el capital humano e
intelectual que tenemos en España, buena
muestra de ello es que nuestros jóvenes científicos se ven obligados a emigrar
a centros de investigación extranjeros para poder seguir avanzando. Eso es una
inversión que realizó nuestro país en la educación de estas promesas y que
nosotros mismos hemos vendido por un precio nulo. La ciencia puede proporcionar
a este país las carencias históricas que hemos tenido siempre.
Por poner un ejemplo, ¿sabíais que se puede hacer funcionar
un motor suministrando hidrógeno y oxigeno como combustible (gases fácilmente obtenibles y altamente abundantes como todos sabéis) obteniendo como residuo
agua? Imaginad, si se puede hacer funcionar el motor de un coche, también se
puede hacer funcionar un generador eléctrico o una industria.
Milagros como este son posibles gracias a la ciencia.
Necesitan una inversión de capital importante pero esa inversión es 10 veces
menor que la inversión a rescatar bancos y mil veces más productiva y
provechosa.
Y el ejemplo energético es simplemente la punta del iceberg,
la ciencia nos ha demostrado que pude ayudarnos en muchísimos campos tanto
médicos, como de investigación, como en nuestra vida diaria, solo hace falta un
capital humano que estamos malgastando.
Una muestra de ello es la hazaña realizada por nuestro gran
Santiago Ramón y Cajal, (que teniendo en cuenta que hoy se conmemora el día de
su fallecimiento veo oportuno recordarle). Él, disponiendo de equipos técnicos
mucho más humildes y limitados que los que poseían los científicos americanos
de su época logro explicar el funcionamiento de nuestro sistema nervioso, hecho
que le hizo merecedor del Premio Novel.
Como en aquella ocasión, hoy solo hace falta que se use
nuestro gran capital humano en beneficio de nuestro país y de nuestra sociedad,
pero parece que esta conclusión a la que
he llegado yo es demasiado difícil de entender para nuestros gobernantes, que
una y otra vez apuñalan a nuestra ciencia amparándose en la “lógica” y la
“razón”.
Por ello hoy os pido un minuto de silencia por nuestra amada
y subestimada ciencia, por todas aquellas personas que han sido, son y serán
pisoteadas por creer en ella.
Buenas noches y Buena suerte.