jueves, 1 de marzo de 2012

Crónica de una Verdad Anunciada


Era un primaveral día de febrero, si, uno de esos días que solo te puedes encontrar en nuestro singular país. Aunque no era un día cualquiera, era un día que no se repetiría en cuatro años, y también era un día que aunque muchos se nieguen a verlo, es posible que prendiera la mecha de algo más grande que estaría por venir. Mi historia empieza en la mañana de ese día, en una pequeña ciudad de nuestro país, en una autonomía olvidada, la cual parece que ninguno de los políticos que nos gobierna podría ubicar en un mapa, y no precisamente por ser minúscula, sino por el poco interés que despierta en ellos  esta tierra, y la poca estima que se les tiene a sus gentes, las cuales fuera de aquí, estamos considerados como gañanes con ningún interés por lo que hay fuera de nuestras tierras y solo preocupados por el vil polvo que alimenta nuestros ya subestimados viñedos. Esa tierra en la que los votos de una ignorante mayoría han sido confundidos por aquellos a los que eligieron, creyendo que estos les concedían un poder absoluto, casi dictatorial, por ello se han visto con el derecho de recortar todo el motor de crecimiento, de reconocimiento y de futuro que tenía esta tierra. Su poder es tal, que todas esas reformas y “planes de calidad” han sido aprobados sin la opinión de los sindicatos y del pueblo, aunque claro, ¿Qué se puede esperar de una presidenta que solo visita la tierra que preside una vez al mes?
Ese tijeretazo afecta a todos y cada uno de los aspectos de la vida de los habitantes de esta tierra. Hay gente que piensa que a ellos no les afecta, y  creen que salir a la calle es solo cosa de idealistas que quieren cambiar el mundo. Pero no. Salir a la calle es una forma de exigir lo que por derecho te pertenece, de defender los servicios que deberían de ser gratis, pues por ello pagas tus impuestos religiosamente. A esa gente les pregunto ¿de verdad no te afecta la poca calidad que a partir de ahora tendrá nuestra sanidad? Es posible que tengas que pagar por medicinas o por una simple consulta, ¿te lo vas a poder permitir? O puede que esa atención sanitaria no sea para ti, pero el día que tengas que llevar a tus hijos, padres, abuelos, ¿ese día que? Qué decir de la educación, muchos dirán que como ellos no son maestros no les afecta, pero ¿Qué pensareis cuando vuestros hijos tengan que estudiar en una clase de 30 alumnos y un profesor? ¿Qué pensareis cuando los libros que a vosotros os pagaron se los tengáis que comprar a vuestros hijos? O directamente, ¿Qué pensáis estudiantes de magisterio?. Estos son dos aspectos muy importantes en nuestra región que provocaran el estancamiento de esta tierra pero no son los únicos, ¿Qué pensáis de que desaparezcan las casas de acogida para mujeres maltratadas? Claro como ahora eso se consideran “problemas domésticos”. ¿Que pensáis de los 53 millones de euros recortados de la universidad? ¡Universitarios! ¿Habéis notado el frescor de las bibliotecas en enero, el tener que reciclar material de laboratorio y los apagones? Seguro que más de uno sí.
Por esa y por otras muchas razones ese día de febrero por primera vez en mucho tiempo la gente se unió, funcionarios, obreros y estudiantes de toda la región inundaron las calles de las cinco capitales con sus gritos y cánticos exigiendo que la tiranía impuesta desapareciese. Cerca de 20.000 personas en toda la región salieron a la calle con un mismo  objetivo, y bajo una misma bandera, la bandera del fin de los recortes. Esa salida demostró al país que en esta tierra no solo hay viejos con azadas, obsesionados con la tierra, también hay gente joven que trabaja por levantar esta tierra, padres que sueñan con sacar adelante a sus hijos y que sean mejores que ellos, abuelos que no quieren volver a lo que sufrieron en su infancia. Esta región tiene un poder que parece que no conocíamos ni nosotros y ha llegado la hora de demostrarlo, aunque nuestro enemigo es poderoso.
Vivimos en el país de la picaresca y del engaño, un país en el que todo eso ha sido posible por la mentalidad de rebaño que ha habido siempre y que todavía reina a lo largo y ancho de este trozo de tierra al que llamamos España. Ayer al igual que en nuestra tierra, estudiantes de toda España salieron a la calle reivindicando un futuro, un cambio a mejor, una educación y unos servicios de calidad. ¿Habéis visto la televisión? Solo se habla de los incidentes de Barcelona, y automáticamente todo aquel que saliera ayer a defender sus derechos es considerado un agitador terrorista al cual no hay que hacerle caso, lo dice la televisión, por lo tanto lo ha dicho Dios. Un gran porcentaje de la población nos considera anti-sistemas que atentamos contra su tranquilidad. Eso en cualquier país del mundo, cualquiera lo vería como una manipulación de los medios, que casualmente están controlados por grandes empresas en las cuales tienen participación bancos y políticos. Aquí en España, eso va a misa y quien diga lo contrario es un “rojo de mierda”. Asique gracias a todas esas ovejitas por sus “alagos”, por salir a defender sus derechos, gracias por ser tan cortos de miras y poner a cuatro energúmenos catalanes  a la altura de más de 50.000 personas que salieron a defender sus derechos de forma pacífica y por meterlos en el mismo saco. Gracias.
Acabando ya, diré que  cada noche duermo con la esperanza de que lo que pasó ayer, sea solo la mecha de un cambio que libere a nuestra gente del yugo, al cual, les han sometido simplemente por creerse, que  tener una mayoría les da el poder de  hacer cambios dictatoriales sin contar con nadie. Con la esperanza de que cada vez sean más los luchadores y menos las ovejas que campen por nuestro país. Con la esperanza de dormir tranquilo pensando que el día de mañana tendré un futuro cerca de los míos, y no tendré que verme obligado a huir como tantos otros hicieron y están haciendo.