Una fría noche de noviembre, un hombre fue arrestado. Su
delito, conspiración y traición. Su propósito, destruir a base de pólvora y fuego
el parlamento británico, y con él, a toda la clase política corrompida que les oprimía.
Su razón, defender su libertad. Su nombre, Guy Fawkes. Seguro que más de uno conocerá
a este hombre, aun así me ha parecido adecuado comenzar hoy con su historia. Corría
el año 1605, cuando este hombre junto a sus compañeros católicos decidieron
iniciar la llamada “Conspiración de la Pólvora”, la cual consistía en asesinar
al rey Jacobo I de Inglaterra y a la mayor parte de los parlamentarios volando
el parlamento a base de pólvora y causando así el inicio de un levantamiento de los católicos ingleses,
los cuales se estaban viendo sometidos a unas duras medidas de persecución por
parte de la clase dominante protestante simplemente por el credo que
practicaban. La noche del 5 de noviembre de ese año, Guy Fawkes fue descubierto y arrestado mientras
llevaba a cabo la operación. Se negó a revelar quién colaboraba con
él y fue ejecutado acusado de traición y conspiración.
Hoy, más de 400 años después las situaciones y el contexto son distintos, pero las razones siguen siendo las mismas. Vivimos en un mundo en el que
los medios de comunicación están controlados por las clases dominantes, tanto políticas
como económicas. Aunque hay uno que escapa a sus garras, uno tan amplio, cuya
capacidad de difusión supera cualquier cota, Internet. Este es el medio de comunicación, intercambio de conocimientos e ideas más grande que ha existido. Permite
que una persona en Madrid pueda
intercambiar pensamientos, inquietudes o experiencias, con una persona en
Tokio, o en Túnez. Es por ello que Internet se ha convertido en el punto de
mira de los gobiernos y administraciones de todo el mundo. Bajo la bandera de
la erradicación de la piratería y de la defensa de los derechos de autor, se
han propuesto controlar este gran motor de ideas que es Internet. Imaginaos un
gran medio de comunicación capaz de movilizar a las masas, de crear
revoluciones como las de la “Primavera Árabe” o las acampadas del 15M en
Madrid. ¿No os sentiríais amenazados si formaseis parte de uno de los gobiernos
corruptos que campan en la actualidad
ante semejante arma? Por supuesto. Nuestros gobernantes sienten miedo de nuestra
fuerza y es por ello que han promulgado leyes para ejercer un control sobre Internet. Quieren tener la capacidad de cerrar cualquier sitio web, cuyas
palabras no estén en consonancia con sus dictámenes, todo ello bajo la bandera de la
defensa del copyright.
Leyes como la Sinde, SOPA o PIPA son una muestra de la
atroz persecución a la que nos quieren someter, simplemente por pensar como queramos
e intercambiar nuestras ideas, si estas no están en consonancia con lo que
ellos imponen. ¿Vosotros veis normal que el creador de Megaupload, un sitio web
que consiste en el intercambio libre de archivos e ideas sea condenado a 50
años de prisión, y Miguel Carcaño acusado del asesinato y violación de Marta
del Castillo sea condenado solamente a 20 años y sus 3 cómplices sean absueltos? ¿Dentro de poco nos meterán a
la cárcel por bajar una película? ¿Quién nos asegura que esa misma ley no nos perseguirá
si publicamos un tweet contra el gobierno? ¿Quién me asegura que un día estas
palabras no sean consideradas ofensivas contra el gobierno y vengan a por mí como
si fuera un vulgar asesino? Estas preguntas no son retóricas. Tienen una respuesta y es sencilla. Estas leyes sólo son
unas escusas. Nos perseguirán. Por ellos debemos hacer que su “SOPA” sea la que
se vuelva amarga y no la nuestra. Debemos hacerles ver que no nos van a callar,
que lucharemos, que estamos dispuestos a dar un golpe de efecto como intentó hacer Guy Fawkes, hace ya 400 años en defensa de su libertad. Deben saber que
esta vez no nos van a ganar. Esta vez, somos todos y también somos uno. Esta vez, somos Anónimos.
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