martes, 24 de enero de 2012

SOPA, o de cómo recortaron la Libertad


Una fría noche de noviembre, un hombre fue arrestado. Su delito, conspiración y traición. Su propósito, destruir a base de pólvora y fuego el parlamento británico, y con él, a toda la clase política corrompida que les oprimía. Su razón, defender su libertad. Su nombre, Guy Fawkes. Seguro que más de uno conocerá a este hombre, aun así me ha parecido adecuado comenzar hoy con su historia. Corría el año 1605, cuando este hombre junto a sus compañeros católicos decidieron iniciar la llamada “Conspiración de la Pólvora”, la cual consistía en asesinar al rey Jacobo I de Inglaterra y a la mayor parte de los parlamentarios volando el parlamento a base de pólvora y causando así el  inicio de un levantamiento de los católicos ingleses, los cuales se estaban viendo sometidos a unas duras medidas de persecución por parte de la clase dominante protestante simplemente por el credo que practicaban. La noche del 5 de noviembre de ese año, Guy Fawkes fue descubierto y arrestado mientras llevaba a cabo la operación. Se negó a revelar quién colaboraba con él y fue ejecutado acusado de traición y conspiración.
Hoy, más de 400 años después las situaciones y el contexto son distintos, pero las razones siguen siendo las mismas. Vivimos en un mundo en el que los medios de comunicación están controlados por las clases dominantes, tanto políticas como económicas. Aunque hay uno que escapa a sus garras, uno tan amplio, cuya capacidad de difusión supera cualquier cota, Internet. Este es el medio de comunicación, intercambio de conocimientos e ideas más grande que ha existido. Permite que una persona en Madrid pueda intercambiar pensamientos, inquietudes o experiencias, con una persona en Tokio, o en Túnez. Es por ello que Internet se ha convertido en el punto de mira de los gobiernos y administraciones de todo el mundo. Bajo la bandera de la erradicación de la piratería y de la defensa de los derechos de autor, se han propuesto controlar este gran motor de ideas que es Internet. Imaginaos un gran medio de comunicación capaz de movilizar a las masas, de crear revoluciones como las de la “Primavera Árabe” o las acampadas del 15M en Madrid. ¿No os sentiríais amenazados si formaseis parte de uno de los gobiernos corruptos que campan en la actualidad ante semejante arma? Por supuesto. Nuestros gobernantes sienten miedo de nuestra fuerza y es por ello que han promulgado leyes para ejercer un control sobre Internet. Quieren tener la capacidad de cerrar cualquier sitio web, cuyas palabras no estén en consonancia con sus dictámenes, todo ello bajo la bandera de la defensa del copyright.
Leyes como la Sinde, SOPA o PIPA son una muestra de la atroz persecución a la que nos quieren someter, simplemente por pensar como queramos e intercambiar nuestras ideas, si estas no están en consonancia con lo que ellos imponen. ¿Vosotros veis normal que el creador de Megaupload, un sitio web que consiste en el intercambio libre de archivos e ideas sea condenado a 50 años de prisión, y Miguel Carcaño acusado del asesinato y violación de Marta del Castillo sea condenado solamente a 20 años y sus 3 cómplices sean absueltos? ¿Dentro de poco nos meterán a la cárcel por bajar una película? ¿Quién nos asegura que esa misma ley no nos perseguirá si publicamos un tweet contra el gobierno? ¿Quién me asegura que un día estas palabras no sean consideradas ofensivas contra el gobierno y vengan a por mí como si fuera un vulgar asesino? Estas preguntas no son retóricas. Tienen una  respuesta y es sencilla. Estas leyes sólo son unas escusas. Nos perseguirán. Por ellos debemos hacer que su “SOPA” sea la que se vuelva amarga y no la nuestra. Debemos hacerles ver que no nos van a callar, que lucharemos, que estamos dispuestos a dar un golpe de efecto como intentó hacer Guy Fawkes, hace ya 400 años en defensa de su libertad. Deben saber que esta vez no nos van a ganar. Esta vez, somos todos y también somos uno. Esta vez, somos Anónimos.

viernes, 13 de enero de 2012

La Revolución de las Conciencias



Imaginemos un hombre, alto, moreno, unos 50 años. Imaginemos que está casado con la mujer de su vida, algo más bajita que él, morena, también rondando los 50. Dicho matrimonio en los años que tiene de vida ha resultado bastante provechoso, 3 hijos son el resultado. El mayor hace poco que cumplió los 20, estudia fuera, su padre siempre le dijo que tenía que ser mejor que él, y es por ello que marchó a la capital a continuar sus estudios, a encontrarse a sí mismo,  a triunfar. El mediano cuenta con 16 años, una edad difícil, las ideas y comportamientos que crearan la personalidad del hombre que será el día de mañana van tomando forma en estos años. Es un joven lleno de sueños y aspiraciones, quiere llegar lejos. La pequeña está a punto de cumplir los 5 años, conocedora de los placeres que le concede la más tierna infancia, está ante un mundo en el que cualquier cosa normal para nosotros es nueva para ella. Siente esas ganas irremediables de explorar, de preguntar el por qué de todo, tiene ansias de conocimiento.

Sigamos imaginando, las cosas en el trabajo de nuestro hombre no van demasiado bien y no es por su culpa, pues él ha sido siempre un sacrificado obrero de la construcción, ha trabajado en ocasiones de sol a sol y lejos de su familia para poder procurarle a esta la mejor vida que él con sus manos le pudiese ofrecer. El problema viene de arriba. El orden de estabilidad que había llevado a estos negocios  a la bonanza esta herido de muerte. ¿Sus Asesinos? Los políticos que lo crearon y los bancos que lo propiciaron. Le dieron de comer a la gallina de los huevos de oro y ella a cambio les enriqueció, pero sus ansias de avaricia y codicia han hecho que ellos mismos envenenaran a su fuente de ingresos y no hay marcha atrás. Por desgracia para nuestro hombre, él está en el grupo de aquellos que se llevaron el trozo más pequeño del pastel, y los que se llevarán el trozo más grande del marrón.

Los rumores de gurús, expertos tomados por tontos y de más gente que avisó y no eran traidores se convirtieron en realidad. La gallina de los huevos de oro ha muerto. El orden que lo manejaba ha desaparecido. La gente huye al grito de “sálvese quien pueda” pero las condiciones de unos y de otros no son ni si quiera parecidas. Los asesinos de la gallina tienen los bolsillos llenos y la sartén por el mango, sin embargo nuestro hombre y tantos otros como él son la cabeza de turco, el recorte “necesario” para que todo se solucione, los que deben hacer el “sacrificio colectivo”. Nuestro hombre fue despedido. Con 50 años, 30 de experiencia, pocos estudios, una familia numerosa que mantener y 420 euros de paro.Sigamos imaginando. La gallina hace ya un par de años que murió, en los cuales los estragos han sido muy severos en nuestro hombre. Nuestro matrimonio busca desesperadamente un trabajo que les ayude a sobrevivir. Los dos hijos intentan labrarse un futuro aunque cada vez esta más negro en perspectivas y oportunidades ya que la densa sombra de los “sacrificios” y los “recortes necesarios” amenazan con privarles de sus estudios. La única que vive feliz es la pequeña. Disfruta de lo simple que es su vida, de momento, viviendo en la ignorancia. El caso de nuestra familia es solo uno más de los cientos de miles que se extienden a lo largo y ancho del país. 

Esas gentes sienten en su conciencia que ya no pueden seguir así. No pueden pretender ser felices como nuestra niña viviendo en la ignorancia confiando en que todo pasara. Esa gente, no puede vivir con su conciencia viendo como los asesinos de la gallina de los huevos de oro dirigen sus vidas, como aquellos que les hundieron en la miseria les piden “sacrificios” mientras, que esos mismos gobiernos y bancos, les privan de sueldos y les asfixian con impuestos e hipotecas. No pueden vivir viendo como los sueños de sus hijos se verán truncados por una sociedad que ellos no crearon, por una realidad que ellos no merecen. Imaginemos que la conciencia de esas familias no les deja dormir por las noches con todos esos pensamientos. Que les llena las venas de justicia y venganza. Que les fija en la mente que los sacrificios deben hacerlos ellos. Que cada palo debe aguantar su vela y los culpables pagar por lo que hicieron. Imaginemos que esos padres saliesen a las calles para exigir lo que se les arrebató. Imaginemos que esos hijos saliesen a la calle exigiendo un futuro. Imaginemos…

domingo, 8 de enero de 2012

El Rey de los Monos


Homo sapiens sub. Sapiens, único representante vivo del género Homo, ultimo eslabón de la evolución. Una criatura no dotada de demasiada fuerza, pero con una destreza e inteligencia nunca antes vistas en la naturaleza. Son dos rasgos los que los diferencian del resto: el pulgar prensil, el cual le permite realizar un movimiento de pinza con sus extremidades superiores y manipular toda clase de objetos, y el encéfalo altamente desarrollado, que le brinda la capacidad de razonar en un sentido nunca antes visto, imaginar, comunicarse, sentir, y tener ingenio. Ambos rasgos combinados dieron a luz a una de las criaturas más poderosas de la naturaleza, por no decir la mayor de todas. Una especie cuya inteligencia y destreza la hacían apta para cualquier ecosistema fuesen cuales fuesen sus condiciones y la colocaban en lo alto de la pirámide alimenticia. La Naturaleza era sabia, y conocía perfectamente las necesidades de su joya de la creación y por ello, el Homo sapiens al igual que las otras especies dependía de su madre Naturaleza. Pero el Homo sapiens no está hecho para ser un dependiente de nada, él quería ser más, quería ser rey y lo conseguiría a cualquier precio.
Hoy, somos El Rey de los Monos, parásitos del planeta, un puñado de nitrógeno y carbono envuelto en una cubierta de chapa que nos empeñamos en adornar. Nos autoproclamamos señores de la Tierra y dominamos a nuestro antojo a aquella que nos vio nacer y que los dio la vida. Somos un ser tan despreciable que solo nosotros podemos ser tan ruines con nuestra comida y no darnos cuenta de que nuestro planeta se suicida. Somos una plaga que destruye especies y ecosistemas en beneficio de unos mercados de los cuales somos esclavos. Seguimos cavando nuestra propia tumba garantizándonos un pan para hoy, pero un hambre para mañana. Nos auto-aniquilamos con guerras y bombardeos teniendo por bandera el dinero y por conquista “un futuro mejor”, un futuro que ya está hipotecado y que muchos de nuestros descendientes no llegarán a ver. Somos el exterminio, somos un cáncer sin remedio.